04 de abril 2011
Mi nombre es Hna. María Guadalupe Casas, y quiero compartir con ustedes el gozo que me invade por dentro, al renovar por primera vez mi consagración a Dios recordando el “Si” de María y las palabras que la acompañan, “hágase en mi según tu palabra”. Por eso, canto con gozo al Rey celestial que me ayuda a ir caminando con la frente en alto y diciendo gracias por el llamado que me hace cada día, gracias por la vida de cada una de mis hermanas de comunidad, que son mi familia religiosa, por eso digo:
Qué detalle Señor, has tenido conmigo, cuando me llamaste, cuando me elegiste, cuando me dijiste que tú eras mi amigo…
La vocación es el llamado que Dios hace a una persona para que lo siga. Este llamado es una predilección amorosa de Dios, pues elige a unos cuantos para que le ayuden de manera especial, en la misión de extender su mensaje hasta el último confín del mundo.
Jesús me sigue invitando a dejar que Dios hable en mi interior y que le diga “estoy dispuesta a darte lo que me pidas”… pero para vivir este misterio de Dios, tengo que acercarme más a los sacramentos, sobre todo de la Eucaristía y la confesión, para que la voz del Señor se haga más clara y descubra qué es lo que Él me propone cada día.
Jesús nos invita a vivir de acuerdo a su Evangelio desde el servicio. Desde su Palabra que nos hace vivir en autenticidad y con alegría.
Chica y chicos ¡Ánimo! No se arrepentirán nunca de abrir el corazón a Cristo.
Olvídense de sí mismos y síganle.